"LA DIMENSIÓN INTERIOR EN EL DESARROLLO HUMANO"
Sabedores que la educación constituye el pilar fundamental de toda transformación social y que ha de considerársele un "Proceso de Formación", que se inicia con el nacimiento y que no tiene término, es que hoy profundizaremos y exploraremos en esa dimensión del desarrollo humano, que no todos se atreven a llamar por su nombre: La Interioridad.
La vida interior nos preocupa, porque el hombre no ha de quedarse en la pura contemplación del mundo, sino que habrá de empujar a la naturaleza hacia la construcción de lo venidero, porque en esta construcción habrá de asumir como suyas la causa de la paz, la igualdad y la causa de la justicia, con una visión de su capacidad intelectual que le permita participar en la creación del futuro, escogiéndolo y no sintiéndose víctima de él.
Es por esto que debemos encontrar todos nuestros esfuerzos en educar la conciencia social y educar para la lucha contra las grandes injusticias y desigualdades humanas.
Un hombre que es capaz de guiar sus decisiones con una visión holístíca del Universo, en que la certidumbre de la intercomunicación de todas las cosas le hace cada día más lúcido y responsable, por cuanto no puede negar que las acciones de una parte cualquiera de ese todo influye en las restantes.
Ser conductores del hombre hacia su propia interioridad es una tarea que involucra una alta cuota de responsabilidad y quizás la mejor manera de afrontarla sea con ingenuidad y pureza de intención teniendo siempre presente que el bien de la humanidad habrá de ser, en última instancia, el motor que anima y el faro que ilumine.
Así habremos de ser capaces de mostrarle al niño y al joven nuestro planeta como un ser vivo y a nosotros como responsables de su bienestar, con una visión andrógina, en que lo femenino y lo masculino son sólo las mitades de un todo.
Cuando el hombre es capaz de experimentar una presencia mística en todos los aspectos de la vida y de las cosas, se enfrenta al nacimiento de una nueva convivencia y percepción de la vida cotidiana, como algo sacramental que daría lugar a una "Civilización Sagrada".
Esta experiencia sagrada, que mora en el corazón de todo hombre y de toda cultura no corresponde sólo a una búsqueda religiosa sino que abarca, también lo intelectual, lo artístico, lo afectivo y lo físico. Es un diverso modo de relacionarse con los otros, estimulándose y enriqueciéndose recíprocamente.
El cultivo y enriquecimiento de la interioridad en los alumnos, requiere de una "Pedagogía de la Interioridad", para equilibrar la tendencia a la acción por la acción.
Esta pedagogía debe tener como fundamentos, las etapas evolutivas del niño y la evolución permanente de la vida interior.
Teniendo estos fundamentos como base esencial, para el desarrollo de la interioridad, proponemos las siguientes líneas de acción, las cuales facilitarán y permitirán a los niños y jóvenes encender la luz de la fe, la luz del amor y la luz de Dios, que vive en cada uno de ellos.
LÍNEAS DE ACCIÓN
1. Educar en los alumnos la capacidad de admiración y el sentido de belleza.
2. Enseñar a los alumnos a agradecer, para que se separen de sus propias necesidades y reconozcan sus dependencias.
3. Recuperar en los alumnos el sentido de respeto, para erradicar la indiferencia y la agresión.
4. Valorar el silencio, como un encuentro del hombre con Dios.
5. Someter a los alumnos a la realidad, permitiendo a éstos estar dispuestos a ver las cosas en su identidad más profunda.
6. Hacer consciente al alumno de la pluridimensionalidad de las cosas, lo que facilitará profundizar en el hombre y en las cosas.
7. Cultivar en los alumnos la intuición, la cual elevará al hombre al nivel de realidades transcendentes.
8. Profundizar en los alumnos el sentido de la religión y de lo sagrado, ya que es necesario una dosificación juiciosa de acción y de reflexión, de trabajo y de oración.
9. Estimular la creatividad en los niños y jóvenes, para que puedan proyectar nuevas formas de pensamiento y de acción.
Educadores de hoy, por los hombres y mujeres del mañana, unamos nuestros esfuerzos en la construcción de un camino que conduzca primero, al interior del ser individual, para luego proyectarnos, temporalmente, a la convergencia de nuestras energías psíquicas, de nuestras potencialidades y riquezas espirituales que permitirán algún día, la construcción de una sociedad verdaderamente humana, en que la medida del bien sea el bienestar del hombre mismo en armonía con todo lo creado por Dios.
Y todo esto visto a la luz del carisma de Marie Poussepin. Ella, con profunda intuición de educadora, nos descubre el reflejo que desde la hondura de su alma vivió y transmitió en herencia a su familia religiosa. Los ya tres siglos de vivencia de su legado, no solo no han borrado la huella de sus dotes pedagógicos sino que, por el contrario, se equilatan y traducen en sus vivencias de actualidad.
Cuando recomienda el silencio a sus hermanas de Sainville es porque sabe bien que éste es condición de fecundidad espiritual y laboriosa.
Marie Poussepin dice de la Educación "De todas las obras de caridad, es ésta la que puede procurar mayor gloria a Dios y más ventajas a los hombres sobre todo cuado se emplea... en sembrar en los corazones aún tiernos las semillas de la piedad". Reglamentos XXVII
"Hablad a menudo con Dios o de Dios" era una recomendación frecuente para ser vivida y proyectada en el apostolado.
De ahí que Marie Poussepin decía a sus Hermanas: "Les enseñarán también la
manera de orar, de tratar con Dios... sobre todo durante el Santo Sacrificio de la Misa. Reg. XXVII
La beatificación, en sus tres tiempos: Preparación, celebración y proyección, Fueron una rica oportunidad para constatar la validez de su carisma de hoy.
¡Gracias Marie Poussepin, gracias Hermanas de la Presentación! Profundizar los valores que ella dejó y enriquecernos con ellos es para nosotros un gran desafío y una llamada a estar presentes en nuestros Colegios, no sólo porque tenemos un trabajo sino porque, una mujer se ha ido adentrando en nosotros y nos llama a ser sus continuadores en el hoy y de la historia.
Delegación Chilena a la Asamblea
Sabedores que la educación constituye el pilar fundamental de toda transformación social y que ha de considerársele un "Proceso de Formación", que se inicia con el nacimiento y que no tiene término, es que hoy profundizaremos y exploraremos en esa dimensión del desarrollo humano, que no todos se atreven a llamar por su nombre: La Interioridad.
La vida interior nos preocupa, porque el hombre no ha de quedarse en la pura contemplación del mundo, sino que habrá de empujar a la naturaleza hacia la construcción de lo venidero, porque en esta construcción habrá de asumir como suyas la causa de la paz, la igualdad y la causa de la justicia, con una visión de su capacidad intelectual que le permita participar en la creación del futuro, escogiéndolo y no sintiéndose víctima de él.
Es por esto que debemos encontrar todos nuestros esfuerzos en educar la conciencia social y educar para la lucha contra las grandes injusticias y desigualdades humanas.
Un hombre que es capaz de guiar sus decisiones con una visión holístíca del Universo, en que la certidumbre de la intercomunicación de todas las cosas le hace cada día más lúcido y responsable, por cuanto no puede negar que las acciones de una parte cualquiera de ese todo influye en las restantes.
Ser conductores del hombre hacia su propia interioridad es una tarea que involucra una alta cuota de responsabilidad y quizás la mejor manera de afrontarla sea con ingenuidad y pureza de intención teniendo siempre presente que el bien de la humanidad habrá de ser, en última instancia, el motor que anima y el faro que ilumine.
Así habremos de ser capaces de mostrarle al niño y al joven nuestro planeta como un ser vivo y a nosotros como responsables de su bienestar, con una visión andrógina, en que lo femenino y lo masculino son sólo las mitades de un todo.
Cuando el hombre es capaz de experimentar una presencia mística en todos los aspectos de la vida y de las cosas, se enfrenta al nacimiento de una nueva convivencia y percepción de la vida cotidiana, como algo sacramental que daría lugar a una "Civilización Sagrada".
Esta experiencia sagrada, que mora en el corazón de todo hombre y de toda cultura no corresponde sólo a una búsqueda religiosa sino que abarca, también lo intelectual, lo artístico, lo afectivo y lo físico. Es un diverso modo de relacionarse con los otros, estimulándose y enriqueciéndose recíprocamente.
El cultivo y enriquecimiento de la interioridad en los alumnos, requiere de una "Pedagogía de la Interioridad", para equilibrar la tendencia a la acción por la acción.
Esta pedagogía debe tener como fundamentos, las etapas evolutivas del niño y la evolución permanente de la vida interior.
Teniendo estos fundamentos como base esencial, para el desarrollo de la interioridad, proponemos las siguientes líneas de acción, las cuales facilitarán y permitirán a los niños y jóvenes encender la luz de la fe, la luz del amor y la luz de Dios, que vive en cada uno de ellos.
LÍNEAS DE ACCIÓN
1. Educar en los alumnos la capacidad de admiración y el sentido de belleza.
2. Enseñar a los alumnos a agradecer, para que se separen de sus propias necesidades y reconozcan sus dependencias.
3. Recuperar en los alumnos el sentido de respeto, para erradicar la indiferencia y la agresión.
4. Valorar el silencio, como un encuentro del hombre con Dios.
5. Someter a los alumnos a la realidad, permitiendo a éstos estar dispuestos a ver las cosas en su identidad más profunda.
6. Hacer consciente al alumno de la pluridimensionalidad de las cosas, lo que facilitará profundizar en el hombre y en las cosas.
7. Cultivar en los alumnos la intuición, la cual elevará al hombre al nivel de realidades transcendentes.
8. Profundizar en los alumnos el sentido de la religión y de lo sagrado, ya que es necesario una dosificación juiciosa de acción y de reflexión, de trabajo y de oración.
9. Estimular la creatividad en los niños y jóvenes, para que puedan proyectar nuevas formas de pensamiento y de acción.
Educadores de hoy, por los hombres y mujeres del mañana, unamos nuestros esfuerzos en la construcción de un camino que conduzca primero, al interior del ser individual, para luego proyectarnos, temporalmente, a la convergencia de nuestras energías psíquicas, de nuestras potencialidades y riquezas espirituales que permitirán algún día, la construcción de una sociedad verdaderamente humana, en que la medida del bien sea el bienestar del hombre mismo en armonía con todo lo creado por Dios.
Y todo esto visto a la luz del carisma de Marie Poussepin. Ella, con profunda intuición de educadora, nos descubre el reflejo que desde la hondura de su alma vivió y transmitió en herencia a su familia religiosa. Los ya tres siglos de vivencia de su legado, no solo no han borrado la huella de sus dotes pedagógicos sino que, por el contrario, se equilatan y traducen en sus vivencias de actualidad.
Cuando recomienda el silencio a sus hermanas de Sainville es porque sabe bien que éste es condición de fecundidad espiritual y laboriosa.
Marie Poussepin dice de la Educación "De todas las obras de caridad, es ésta la que puede procurar mayor gloria a Dios y más ventajas a los hombres sobre todo cuado se emplea... en sembrar en los corazones aún tiernos las semillas de la piedad". Reglamentos XXVII
"Hablad a menudo con Dios o de Dios" era una recomendación frecuente para ser vivida y proyectada en el apostolado.
De ahí que Marie Poussepin decía a sus Hermanas: "Les enseñarán también la
manera de orar, de tratar con Dios... sobre todo durante el Santo Sacrificio de la Misa. Reg. XXVII
La beatificación, en sus tres tiempos: Preparación, celebración y proyección, Fueron una rica oportunidad para constatar la validez de su carisma de hoy.
¡Gracias Marie Poussepin, gracias Hermanas de la Presentación! Profundizar los valores que ella dejó y enriquecernos con ellos es para nosotros un gran desafío y una llamada a estar presentes en nuestros Colegios, no sólo porque tenemos un trabajo sino porque, una mujer se ha ido adentrando en nosotros y nos llama a ser sus continuadores en el hoy y de la historia.
Delegación Chilena a la Asamblea
Hna gracias por acerca me a la pedagogia de la interiotlridad,por darme elementos para conocer y amar la comunidad. Gracias por permitirme preparar un bello mensaje para mis compañeros y mis religiosas. Un saludo fraterno
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