Mini-relato: Las tres doncellas
Fuente: www.valores.com.mx
Las tres doncellas
Hace muchos muchos años, pero de veras muchos, en los bosques espesos de la Sierra Tarahumara vivían criaturas extrañas, dotadas de poderes mágicos como detener el viento, convocar a las aves y reunir a los animales que habitaban en ellos. En una cañada oculta habitaba Soque, un brujo viejo y malvado.
Una tarde, cuando se acercó a un ojo de agua cristalina, vio que en él se bañaban tres doncellas hermosas y delicadas. Su belleza lo cautivó de tal manera que se apoderó de ellas y las mantenía cautivas como esclavas. Todo el día tenían que trabajar para mantenerlo contento: lavaban la ropa en el río, barrían la choza, salían a buscar hierbas para las brujerías, preparaban salsas picantes en el molcajete y molían maíz en el metate para hacerle pinole, su golosina favorita. Si algo no salía como a él le gustaba, les pegaba, las regañaba por horas y las dejaba encerradas sin comer.
Un día las mandó de cacería, pero no encontraron las zorras que les había pedido el malvado. Temblando, se encaminaron a la choza. “De seguro nos va a pegar con pencas secas de nopal”, dijo una. “Tal vez suelte a las abejas más bravas”, comentó la otra. “O quizá desate a su tigrillo para que nos muerda…” complementó la tercera.
Estaban llore y llore cuando escucharon una voz ronca y extraña que venía del bosque: “Huyan, que yo sabré protegerlas”, les indicó. Aunque no lograron identificar al que hablaba, siguieron sus instrucciones.
Muy lejos de allí hallaron un lugar seguro y tranquilo, donde iniciaron su nueva vida. Bebían agua de los arroyos, comían fresas recién cortadas y se divertían mirando a los colibríes que se peleaban por el néctar de las flores. Los pájaros y los animales del bosque eran sus amigos y convivían amablemente como si se conocieran de toda la vida.
Una mañana llegó un enorme pájaro carpintero que se posó en la rama de un abedul y les dijo “salgan rápido de aquí, el malvado Soque viene por ustedes y se encuentra muy cerca”. Aunque corrieron con todas sus ganas, Soque estaba a punto de alcanzarlas cuando se escuchó de nuevo la voz que les había hablado tiempo atrás: “Tómense de las manos y haré que suban al cielo”, les indicó.
Así lo hicieron y se elevaron sobre el fondo azul de la media tarde. Enfurecido, Soque tensó su arco. Cuando las flechas las alcanzaron, las tres doncellas se convirtieron en tres estrellas que han brillado por miles de años. Arrepentido por lo que hizo, cada noche Soque se transforma en coyote y regresa al lugar de los hechos para aullarle al cielo.
—Adaptación del relato tarahumara referido por Otilia Meza en su libro Leyendas prehispánicas mexicanas.
Para reflexionar
•¿Debe una persona ser dueña de otra?
•¿Qué era lo más desagradable de Soque, sus exigencias o sus castigos?
•¿Las doncellas tenían derecho a escapar o estaban obligadas a seguir sirviendo?
•¿Por qué crees que ellas se convirtieron en estrellas y él en coyote?
De la sabiduría popular
El que siempre es borrego nunca será pastor.
Quien siempre ha sido dominado no puede servir como guía, a menos que se decida y haga un esfuerzo por tomar la situación en sus manos.
Fuente: www.valores.com.mx
Las tres doncellas
Hace muchos muchos años, pero de veras muchos, en los bosques espesos de la Sierra Tarahumara vivían criaturas extrañas, dotadas de poderes mágicos como detener el viento, convocar a las aves y reunir a los animales que habitaban en ellos. En una cañada oculta habitaba Soque, un brujo viejo y malvado.
Una tarde, cuando se acercó a un ojo de agua cristalina, vio que en él se bañaban tres doncellas hermosas y delicadas. Su belleza lo cautivó de tal manera que se apoderó de ellas y las mantenía cautivas como esclavas. Todo el día tenían que trabajar para mantenerlo contento: lavaban la ropa en el río, barrían la choza, salían a buscar hierbas para las brujerías, preparaban salsas picantes en el molcajete y molían maíz en el metate para hacerle pinole, su golosina favorita. Si algo no salía como a él le gustaba, les pegaba, las regañaba por horas y las dejaba encerradas sin comer.
Un día las mandó de cacería, pero no encontraron las zorras que les había pedido el malvado. Temblando, se encaminaron a la choza. “De seguro nos va a pegar con pencas secas de nopal”, dijo una. “Tal vez suelte a las abejas más bravas”, comentó la otra. “O quizá desate a su tigrillo para que nos muerda…” complementó la tercera.
Estaban llore y llore cuando escucharon una voz ronca y extraña que venía del bosque: “Huyan, que yo sabré protegerlas”, les indicó. Aunque no lograron identificar al que hablaba, siguieron sus instrucciones.
Muy lejos de allí hallaron un lugar seguro y tranquilo, donde iniciaron su nueva vida. Bebían agua de los arroyos, comían fresas recién cortadas y se divertían mirando a los colibríes que se peleaban por el néctar de las flores. Los pájaros y los animales del bosque eran sus amigos y convivían amablemente como si se conocieran de toda la vida.
Una mañana llegó un enorme pájaro carpintero que se posó en la rama de un abedul y les dijo “salgan rápido de aquí, el malvado Soque viene por ustedes y se encuentra muy cerca”. Aunque corrieron con todas sus ganas, Soque estaba a punto de alcanzarlas cuando se escuchó de nuevo la voz que les había hablado tiempo atrás: “Tómense de las manos y haré que suban al cielo”, les indicó.
Así lo hicieron y se elevaron sobre el fondo azul de la media tarde. Enfurecido, Soque tensó su arco. Cuando las flechas las alcanzaron, las tres doncellas se convirtieron en tres estrellas que han brillado por miles de años. Arrepentido por lo que hizo, cada noche Soque se transforma en coyote y regresa al lugar de los hechos para aullarle al cielo.
—Adaptación del relato tarahumara referido por Otilia Meza en su libro Leyendas prehispánicas mexicanas.
Para reflexionar
•¿Debe una persona ser dueña de otra?
•¿Qué era lo más desagradable de Soque, sus exigencias o sus castigos?
•¿Las doncellas tenían derecho a escapar o estaban obligadas a seguir sirviendo?
•¿Por qué crees que ellas se convirtieron en estrellas y él en coyote?
De la sabiduría popular
El que siempre es borrego nunca será pastor.
Quien siempre ha sido dominado no puede servir como guía, a menos que se decida y haga un esfuerzo por tomar la situación en sus manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario